EL TACTO COMO EXPRESIÓN DE AFECTO - Els Van Hoecke

Martes 27 de Octubre de 2020, 10:50

EL TACTO COMO EXPRESIÓN DE AFECTO

Els Van Hoecke

¿Por qué hablamos del tacto en Cuidados Paliativos?

Porque es parte de la humanización de la sociedad, es tan necesario.

Los últimos 40 años se ha redescubierto una técnica conocida hace más de tres mil años en India, Egipto, China, Tíbet, Japón: la medicina tradicional. El masaje es tan antiguo como el mundo, es la experiencia del tacto. En el Lejano Oriente, el masaje llegó a ser la especialidad de los ciegos, cuyo sentido del tacto era más sutil. Los griegos lo practicaban mucho antes para alargar la vida de los pacientes de edad avanzada

Las manos son comunicadoras por excelencia, así que debemos utilizarlas, acariciando, dando la mano o un abrazo. El hecho de tocarnos y abrazarnos con un espíritu solidario y alegre, influye sobre nuestro carácter, en nuestras futuras relaciones con otras personas, en nuestra capacidad para soportar el estrés y el dolor e incluso en nuestra forma de combatir la enfermedad.

El tacto y el masaje ya lo practicamos a nivel inconsciente; lo vemos en la relación madres – hijos/as, donde las madres, instintivamente, frotan la parte lastimada del cuerpo para quitar el dolor, o consuelan a un niño que llora, abrazándole y dándole palmaditas. La falta de tacto puede ocasionar muchos problemas que el niño tendrá a lo largo de su vida.

Cuando alguien tiene una enfermedad grave, tenemos que tomar a la persona de su mano sin miedo, la persona se va sentir confiada e irá relajándose

Pensamos en el tacto en las personas mayores. No hay nada que pueda expresar tanto, ofrecer tanta satisfacción y seguridad, tanta ternura y calma como el contacto fisco y cariñoso. Las personas mayores representan el porcentaje de población con más enfermedades y dolencias, y también suelen ser las más carentes de tacto a nivel emocional. En la sociedad en que vivimos actualmente, cada vez hay más ancianos que viven solos, hay una epidemia de soledad, ellos sobreviven desatendidos física y emocionalmente, soportan solos sus dolencias, su propia degeneración física, como también su lucha contra la depresión, sus angustias, su soledad.

En las últimas semanas de vida del paciente explicamos a sus familias que el sentido del oído y el del tacto es lo último que se pierde. Por eso, recomendamos que los toquen, para que se sientan acompañados, y que les hablen, aunque esto no significa que el paciente entienda lo que le dicen, sino que simplemente reconoce las voces de sus familiares y se sienten acompañado.

Los días en los que la vida es un poco más difícil, necesitamos del otro, un contacto, una caricia. La tristeza que vemos en la cara de las personas cuidadoras de pacientes con enfermedades terminales nos lleva más cerca al otro, nos lleva al contacto y un contacto incluye amor en esta sociedad que tenemos que humanizarla.

En Cuidados Paliativos muchas personas consuelan durante un duelo, atendiendo pacientes o adultos mayores, queriendo ayudar de diferentes maneras… dando recetas, otras piensan que pueden consolar sugiriendo tomar medicamentos, etc. Tenemos la costumbre de querer alentar a las personas cuando están desesperadas (tu enfermedad no es tan grave, se va curar, etc.). La mejor actitud de la persona que consuela es escuchar y tocar, sin miedo de lastimar.

A veces hay que sostener físicamente a la persona que siente tristeza y pena, sobre todo cuando quiere llorar, lo que es una manera para liberarse de sus tensiones. Una persona que llora busca siempre algo para apoyarse,  pone su cabeza en sus manos o sobre la mesa; si pone su cabeza sobre tu hombro es para  sentir tu presencia y fortaleza, no es necesario decir algo, tu cuerpo habla. La persona recibe así entrega, intimidad, confianza, lo cual le ayuda a abrirse.

Quiere decir que estamos a su lado y que puede contar con nuestro apoyo y fácilmente la persona se abre a los demás. El tacto nos une a otro ser humano y deja una sensación de seguridad. A veces alguien que está muy triste, empieza a llorar cuando alguien le toca. Investigaciones sobre el tratamiento de cáncer y sida han demostrado que una mano cariñosa es parte fundamental del proceso curativo.

Asimismo, permite que las personas puedan establecer conexiones emocionales con otras. Por ello, perder el sentido del tacto puede tener un impacto sumamente negativo en la calidad de vida de las personas.

El tacto influye mucho también en el sistema nervioso, relajando el cuerpo y fomentando la secreción de las endorfinas, conocidas como ”las hormonas de la felicidad” que actúan como narcóticos naturales del cuerpo al reducir el dolor y al producir una sensación de bienestar. Al sentirnos apoyados, nos abrimos a los demás, disfrutamos más con las demás personas, estamos más alegres.

La habilidad de personas como Helen Keller (escritora, activista política, feminista y educadora americana, ciega y sorda), y la interpretación de la riqueza de su mundo se debieron al tacto. En ese tiempo su único medio de comunicación posible fueron los gestos con los que manifestó lo que deseaba. Fue apoyada por Anne Sulivan quien le enseñó palabras escribiéndolas en sus manos y leer los labios. Apoya al socialismo, uniéndose a su partido. Por otra parte, se desenvuelve como autora de muchos artículos y libros, en los que describe sus experiencias y formas de ver la vida. Se convierte en una filántropa y activista sobresaliente, ya que recauda dinero para apoyar a los invidentes, promueve el voto de las mujeres y los derechos de la clase trabajadora. Defiende a los individuos con capacidades diferentes, y viaja por todo el mundo impartiendo conferencias. Además, es reconocida en 1964 por el presidente de su país con una medalla. Su vida muestra la importancia del tacto para llegar a una sociedad más humana. Seguro que hay otros ejemplos.

Necesitamos del otro, el otro le da sentido a mi vida, por eso es importante hablar del tacto como expresión de afecto.