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COMUNIDADES COMPASIVAS. EL PRIVILEGIO DE CUIDAR EN COMUNIDAD - Fabiola Lanfranco Noriega


Comunidades Compasivas, es un enfoque orientado a fortalecer las capacidades de la comunidad para el cuidado y acompañamiento colectivo. Fabiola Lanfranco Noriega.
Viernes 25 de Octubre de 2024, 00:00

COMUNIDADES COMPASIVAS

 

EL PRIVILEGIO DE CUIDAR EN COMUNIDAD

 


 Mg. Sc.Fabiola Lanfranco Noriega

Psicoterapeuta

CUIDADOS PALIATIVOS

BOLIVIA

Cuidar a alguien se erige como una experiencia profundamente transformadora, capaz de abrir las puertas del corazón y permitir el florecimiento de la empatía. Este acto, que va más allá de una simple interacción, se convierte en un privilegio al generar un encuentro significativo entre personas, historias y emociones. A medida que nos adentramos en este camino de cuidado mutuo, nos co-construimos, formando lazos que reflejan nuestras mejores intenciones y deseos.

Como cuidadores, nos ofrecemos en la medida de nuestras capacidades, confrontando el sufrimiento ajeno y resonando con sus sentimientos y vivencias. Esta conexión nos impulsa a la acción, buscando aliviar el dolor y proporcionar un espacio de confort y comprensión. En el transcurso de este continuo contacto, se edifica una relación sólida que entreteje vínculos afectivos profundos, lo que nos permite transitar juntos por una experiencia de vida que, por su naturaleza, es auténtica y profunda.

Esta travesía compartida no solo trasciende la superficialidad de lo cotidiano, sino que también nos invita a reflexionar sobre la esencia misma de nuestra humanidad. Cuidar y ser cuidado se revela, entonces, como un acto de reciprocidad y respeto, un compromiso que enriquece nuestras existencias y nos conecta en un nivel profundo. En definitiva, cuidar es un arte que, a través de la empatía y la conexión genuina, transforma la experiencia de la vida misma.

Comunidades Compasivas, es un enfoque orientado a fortalecer las capacidades de la comunidad para el cuidado y acompañamiento colectivo

La revolución del cuidado emerge como un fenómeno vital desde el seno de la comunidad, tejida a través de una red de cooperación que desafía la soledad y el aislamiento. En el contexto de la pandemia de COVID-19, esta realidad se agudizó, revelando la vulnerabilidad de innumerables personas que, en sus últimos momentos, se despidieron sin la calidez del abrazo familiar. Esta situación, inherentemente inhumana, subraya la urgencia de forjar lazos de empatía y solidaridad.

En un mundo interconectado, enfrentamos la imperante necesidad de escucharnos y comprendernos mutuamente, de experimentar la empatía por aquellos que sufren y de actuar con compasión hacia la salud y el bienestar de todos. Una comunidad comprometida con el privilegio de cuidar es fundamental. Este compromiso debe movilizar a ciudadanos, así como a instituciones gubernamentales y no gubernamentales, para edificar entornos compasivos donde cada individuo sea acompañado y donde el dolor sea aliviado.

La conciencia de que cuidar hasta el último momento de la vida es un verdadero privilegio debe ser cultivada y valorada. La fuerza de la comunidad, en su esencia, se revela poderosa y capaz de transformar realidades, haciendo posible un acompañamiento humano y digno en los momentos más críticos de la existencia. Es a través de esta interconexión que podemos construir un futuro donde el cuidado sea un pilar fundamental de nuestras interacciones y de nuestra vida colectiva.

 

Vamos a tejer una Red de Cuidado, una Red que Cuida

La Carta de Praga de 2012 destaca con claridad la imperante necesidad de que los gobiernos asuman un papel activo en la mitigación del sufrimiento humano, proponiendo el reconocimiento de los Cuidados Paliativos como un Derecho Humano fundamental. Este enfoque implica no solo la formulación de políticas robustas en el ámbito de los sistemas de salud, sino también la inversión en la capacitación de recursos humanos especializados que puedan ofrecer un apoyo adecuado a quienes lo necesitan.

En este contexto, la construcción de una red de cuidado se presenta como un proceso colaborativo en el que diversos actores desempeñan roles esenciales. La familia, los amigos, los vecinos y las instituciones se entrelazan en una dinámica de apoyo que enriquece la experiencia de los pacientes y sus seres queridos. Esta colaboración integral no solo mejora la calidad de vida de quienes enfrentan enfermedades avanzadas, sino que también refuerza el tejido social, promoviendo un entorno donde el bienestar y la dignidad de la persona son priorizados.

                                                           Grafico: Elaboración propia

  • Conocer la estructura y composición de una comunidad es un paso fundamental para entender sus dinámicas sociales y necesidades específicas. Este análisis debe abarcar diversos elementos, como el número de familias que la conforman y la composición de cada una de ellas, incluyendo la presencia de adultos mayores, así como de niñas, niños y adolescentes. Es esencial identificar la existencia de individuos con enfermedades crónicas, ya sean oncológicas o no, así como aquellos que enfrentan dificultades de movilidad, que pueden requerir el uso de muletas o sillas de ruedas.

 

  • Asimismo, resulta pertinente investigar la existencia de organizaciones comunitarias, tales como Juntas de Vecinos, y las infraestructuras disponibles, incluyendo unidades educativas, centros de salud y hospitales. La presencia de cuerpos de seguridad como la policía, así como la actividad de medios de comunicación, universidades y voluntarios, también merece atención. Todo este conocimiento se articula en un proceso de mapeo comunitario, que no solo proporciona una representación visual de los recursos y desafíos, sino que también promueve una mayor comprensión de las interrelaciones sociales y las oportunidades de desarrollo dentro de la comunidad. Este enfoque integral permite a los actores involucrados diseñar e implementar intervenciones más efectivas y adaptadas a las realidades locales.

 

  • Desde la comunidad, es imperativo activar un llamado a los gobiernos municipales, departamentales y nacionales para que promuevan y reconozcan los Cuidados Paliativos como un Derecho Humano fundamental. Esta petición no solo busca sensibilizar a las autoridades sobre la importancia de estos cuidados, sino también instarles a que los integren de manera formal en su Plan Operativo Anual (POA).

Incorporar los Cuidados Paliativos en el POA es un paso crucial para asegurar la asignación de recursos necesarios, la formación de profesionales capacitados y la implementación de políticas públicas que favorezcan su desarrollo y accesibilidad. Esta acción no solo es un reflejo de un compromiso ético y humanitario, sino que también representa un avance significativo hacia un sistema de salud más inclusivo y equitativo.  Por lo tanto, se hace un llamado a la acción, no solo a los gobiernos, sino a la sociedad en su conjunto, para que aboguemos juntos por la inclusión de los Cuidados Paliativos en la agenda pública, asegurando que se reconozcan y se respeten los derechos de quienes enfrentan las etapas más difíciles de la vida.

  • Por otra parte, para co- construir una comunidad compasiva, necesitamos entender que la compasión será un elemento importante y el motor en todas las etapas del proceso de organización, desde la evaluación planificación hasta la implementación.

Por otro lado, es fundamental reconocer que la compasión desempeña un papel esencial y actúa como motor en cada fase del proceso de organización, desde la evaluación y planificación hasta la implementación. La co-construcción de una comunidad compasiva exige una comprensión profunda de cómo este valor puede integrarse en cada etapa del desarrollo comunitario. La compasión no solo facilita la identificación de necesidades y la creación de estrategias efectivas, sino que también promueve un ambiente de colaboración y respeto mutuo. Al adoptar la compasión como un principio orientador, se fomenta un enfoque holístico que enriquece el tejido social y potencia la efectividad de las iniciativas comunitarias.

  • La interacción con las personas y sus familias debe fundamentarse en una escucha activa que emane de la empatía y la compasión. Esta aproximación es crucial para evitar malentendidos sobre los problemas y necesidades reales que enfrentan. Así, resulta esencial formular preguntas abiertas que inviten a la reflexión, tales como: "¿Qué necesitas?" y "¿Qué podemos hacer para acompañarte de manera más efectiva?". Este proceso de indagación no solo facilita una comprensión más profunda de la situación del otro, sino que también permite el desarrollo de un plan de acción que se construye de manera colaborativa entre la persona, su familia y los profesionales involucrados. Esta metodología no solo promueve el respeto por la autonomía del individuo, sino que también fortalece el vínculo de confianza necesario para un acompañamiento significativo.

 

  • La implementación de un plan orientado a mitigar el sufrimiento humano demanda no solo un enfoque estratégico, sino también una profunda empatía y un compromiso con la acción compasiva. Este proceso implica la articulación efectiva de diversos actores sociales, cuya colaboración es fundamental para ofrecer un acompañamiento integral a las personas afectadas. La sinergia entre empatía y acción permite que las intervenciones no solo sean eficaces, sino que también respondan a las necesidades emocionales y psicológicas de quienes enfrentan situaciones de vulnerabilidad. De este modo, se crea un entramado de apoyo que trasciende la mera asistencia, promoviendo una cultura de cuidado y compasión que es esencial para estos tiempos desafiantes.

 

"Tejiendo Vínculos: La Contribución de Adolescentes y Jóvenes en la Creación de Comunidades Compasivas"

Desde Cuidados Paliativos, se llevan a cabo acciones intencionadas orientadas a cultivar el reconocimiento y la empatía hacia el sufrimiento del otro. Este enfoque no solo busca sensibilizar a la comunidad sobre el dolor de los demás, sino que también tiene como propósito fundamental el alivio de dicho sufrimiento. A través de iniciativas implementadas en las Unidades Educativas, se promueve una cultura de compasión y solidaridad, fomentando una respuesta activa que trasciende la mera observación y se traduce en acciones concretas para el bienestar de los individuos en situaciones de vulnerabilidad. Así, se construye un tejido social más resiliente y consciente, donde el sufrimiento del otro se convierte en un llamado a la acción colectiva.

2021 Durante la pandemia por COVID 19, se llevó a cabo el evento “Tiempo de Buenas Noticias. Cuando una acción acompaña", donde Cuidados Paliativos unió esfuerzos con SEDEGES (Centro de Acogida Adulto Mayor Quevedo), y con estudiantes de secundaria de los colegios de Santa Teresa y Santísima Trinidad.

En un contexto marcado por el aislamiento y la soledad, los estudiantes se comprometieron en la significativa labor de construir y redactar cartas y tarjetas dirigidas a personas adultas mayores. Este acto de escritura no solo fue un ejercicio de creatividad, sino también un vehículo de amor y esperanza, capaz de brindar consuelo en tiempos difíciles. Las palabras plasmadas en estos escritos se convirtieron en un abrazo simbólico, una caricia en forma de letras, que llegó a las manos desde el amor.

La iniciativa refleja una mirada compasiva de la comunidad hacia sus miembros más vulnerables, evidenciando la importancia del acompañamiento y el cuidado en momentos desafiantes. Así, las cartas no solo establecieron un puente intergeneracional, sino que también cultivaron un sentido de pertenencia y solidaridad, resaltando la capacidad de la compasión para transformar el dolor del aislamiento en un espacio de conexión y calidez humana.

Durante la gestión 2022 en el Colegio San Juan Lazareto, de la ciudad de La Paz, así como en el año 2023 en el Colegio de Atocha, ubicado en el departamento de Potosí, se llevaron a cabo diversas iniciativas de sensibilización dirigidas a los estudiantes. Estas acciones tuvieron como objetivo primordial fomentar la conciencia sobre la importancia del cuidado en comunidad. A través de actividades participativas y reflexivas, se buscó cultivar en los jóvenes un sentido de responsabilidad colectiva, promoviendo valores como la solidaridad, el respeto y la convivencia armoniosa. Estas experiencias no solo contribuyeron al desarrollo personal de los estudiantes, sino que también fortalecieron el tejido social de sus comunidades desde la compasión.

 

 Algunas acciones que se pueden hacer en una Red que Cuida

Es importante considerar a las Comunidades Compasivas como una estrategia de salud pública. para ello debemos:

  • CUIDAR
  • Realizar acompañamiento social
  • Brindar apoyo emocional
  • Gestión ayuda material y de servicios
  • Apertura para conexión de personas
  • Reafirmar la responsabilidad de los integrantes de la red y de sus roles
  • Procesos de sensibilización y concienciación
  • Formación y capacitación a profesionales, estudiantes, voluntarios y población en general.
  • Fortalecimiento en la co-construcción de redes de cuidado en la comunidad y estado.
  • Proceso de evaluación de las acciones
  • Hacer pequeñas pero grandes acciones, desde una llamada telefónica, realizar una visita, llevar la guitarra y cantar juntas, conversar sobre lo que le interese a la persona.

 


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